lunes, 23 de enero de 2012

El desayuno llamado Roberto


Justo cuando Raúl lo llevaba a la bodega de empaques finales, donde Lalo empezaría a trabajar, su mirada se cruzo con alguien familiar.  ― No puede ser. Demasiada coincidencia que sea él ― pensó Lalo cuando vio casi de frente a un hombre alto, delgado pero con músculos definido, moreno claro, con una fina cara y una sonrisa matadora.

Más temprano, en la mañana, Lalo dejó aJavi en la entrada de su casa para caminar rumbo a la KoShón y en la esquina ve parado a un hombre muy atractivo. Lalo no le quitaba de vista de encima cuando de pronto se dio cuenta que el hombre también lo miraba. Era un contacto sexual seguro, pero Lalo iba apresurado para la KoShón. Sin embargo, Lalo se paro a esperar un taxi con otra firme intensión.

Si estas esperando un taxi, tendrás que esperar mucho tiempo. ― le dijó de pronto el hombre.
Lalo volvió a ver y respondió ― No te creo…ya voy tarde y no llego a tiempo .
Si quieres yo te puedo dar un aventón, para dónde vas? ― le pregunto.
Voy a la KoShón ― dijo Lalo.
Tenés suerte… ― respondió inmediatamente.
Por qué…?
Yo voy cerca de ahí. Mucho gusto, mi nombre es Roberto.
Yo soy Lalo…
Pasa y me esperas un rato, que estoy llegando del gimnasio y tengo que bañarme, pero no dilato nada.

Lalo entro a la casa un poco temeroso y en un segundo vio pasar a Roberto con una toalla encima. No lo podía creer al hombre tan bello que tenía en frente casi desnudo. Lalo estaba pálido de la emoción, que era muy evidente, cuando Roberto le hablo.

Hey Lalo, no me digas que nunca habías visto un cuerpo así.
Sí lo había visto, pero nunca lo había tenido tan cerca ― le respondió mientras le miraba fijamente los músculos del abdomen.
No te creo, si vos estas para tener a cualquiera.
No como vos sí.
Y solo te vas a quedar viendo… ― le dijo moviendo la cara con un gesto de ir hacia él.

Lalo no lo dudo, se puso de pie y camino hacia Roberto para desayunar algo que no lo había esperado. Apresurado por el tiempo y las testosteronas, Lalo y Roberto salieron juntos unos 45 minutos después, Roberto dejó a Lalo en la esquina de la KoShón. Lalo no esperaba volverlo a ver pronto, pero ni se imaginaba que era el jefe de producción de la fábrica. Así paso Lalo su tercera hora en la Koshón, empacando pelucas y pensando en lo rico que había desayunado con Roberto esa mañana.

jueves, 5 de enero de 2012

En la bodega con Raúl


Raúl era el segundo hombre con el que Lalo cruzaría palabra en la koShón durante las seis horas que pasaría en la Zona Franca de Pelucas. Lalo camino desde la oficina del sabrosón Enrique hasta la bodega principal, donde Raúl confirmaba a los nuevos en sus puestos de acuerdo a sus aptitudes. En ese momento, Lalo no pensaba en nada más que empezar a trabajar para luego estudiar pero el destino le tenía preparado algo mejor.

Cuando Lalo llego a la bodega el famoso Raúl estaba de espalda y sólo pudo distinguir que era un hombre moreno, con buen cuerpo, rapado, con una camiseta que dejaba ver sus brazos finamente moldeados por el trabajo.

Usted es Raúl? Me manda Enrique con usted - le dijo Lalo inmediatamente que entro a la Bodega.
Sabes, yo no sé porque Enrique sigue contratando a personal sin experiencia. Ya vi tu hoja de vida... - le respondió Raúl.

Lalo no supo que decir y sólo se quedo callado, esperando otra reacción de Raúl, quien de pronto se dio vuelta y quedo viendo fijamente a Lalo con cara de asombro.

Cómo dijiste que te llamabas - le pregunto.
Lalo, soy Lalo - le respondió Lalo medio intrigado.
Seguro, es que tu cara me es familiar a alguien que conocí hace un par de años atrás.
Completamente seguro, yo primera vez que lo veo.
No me trates de usted...
Bueno, que te veo, pues.

Resulta que unos años antes, Raúl se había enamorado de Félix, con quien había vivido una historia de amor pero que la vida los separo por caminos diferentes cuando Félix desapareció de repente. Lalo era igual a Félix, para Raúl no había explicación alguna para ese encuentro y paso haciendo preguntas a Lalo sobre su vida para luego invitarlo a salir después del trabajo. Raúl le conto todo lo que había pasado con Félix y su interés por conocerlo mejor. Lalo acepto, ya le quedaban cuatro horas más en la KoShón.