martes, 24 de abril de 2012

Las pelotas del nuevo vecino de Lalo...

Ese día Lalo no había ido a trabajar a la Bombóm por que iría por fin a matricularse para estudiar
Ingeniería Química y había pedido permiso. Tan pronto abrió los ojos se fue al baño para luego vestirse con un jeans celeste y una camiseta blanca, ambos ajustados al cuerpo, que dejaban más que descubierto la figura sensual de Lalo.


Tan pronto salió a la calle vio a un chavalo que nunca antes lo había visto, era el nuevo vecino del que la había hablado Doña Conchis la noche anterior, pero Lalo nunca se imagino que fuera tan rico y no pudo evitarlo fijarle la mirada de pie a cabeza. El corazón de lalo se aceleraba mientras miraba las piernas velludas con músculos bien marcados que se dejaban ver por el short, que era lo único que andaba puesto y que dejaba ver el abdomen con una delgada y sensual línea de vellos. Más arriba, los pechos marcados se destacaban en sus hombros anchos para rematar con esa carita de niño inocente pero con una mirada insinuosa.

Lalo no pudo dejar de pensar en su vecino durante toda la mañana que paso en la universidad y no encontraba las horas para regresar a casa para buscar la forma de hablarle a su nuevo vecino, pues mientras caminaba frente a él, se quedaron viendo fijamente y la vida le había enseñado a Lalo como reconocer un llamado de sexo con los ojos.

Al regresar a casa, Lalo no encontró a Doña Conchi ni a su vecino nuevo en la calle, entonces se desvistió y se fue a bañar. De pronto alguien todo el portón y Lalo pensó que era Xavi que había quedado de llegar, por lo que sólo agarro la toalla y salió. La sorpresa fue que era su vecino, quien buscaba.

Buenas... - Le dijo el chavalo.
Hola! - le respondió Lalo con una sonrisa picara.
Ohe loco, a vos te andaba buscando. Yo soy José Luis y quería preguntarte si vos jugabas fútbol. Es que estoy armando un equipo con los majes del barrio y nos falta uno para completarlo.
Este... - respondió Lalo mientras se aseguraba la toalla - Pues yo juego con pelotas pero no de fútbol exactamente.
Ajá? - le respondió con una ceja levantada - yo creo que tengo de esas pelotas que te gustan a vos...
Probablemente - le dijo Lalo mientras le miraba entre las piernas.

Lalo solo camino para abrir la puerta a su vecino, que ya tenía nombre, para luego empezar a jugar con sus pelotas.

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